Nuestra energía influye en el entorno que nos rodea, y viceversa. La energía Chi que fluye en el exterior,  también penetra en nuestro interior.

El "Chi" es la fuerza vital que fluye por el cuerpo humano, por el aire, por el agua y en todas las cosas que nos rodean. Cuando los pensamientos de una persona cambian, también cambia su energía chi. Por ello las emociones negativas acarrean con el tiempo problemas de salud. Y por el contrario, si te sientes feliz, tu energía chi personal cambiará, y esta será la que circule por tu cuerpo y se expandirá hacia el exterior.

Recíprocamente, la energía Chi que nos rodea, influye también fácilmente sobre nosotros. Así, el ambiente de una habitación puede hacer que nos sintamos mejor o peor.

El Chi positivo trae prosperidad y armonía. Sin embargo, si esta energía se agota o estanca, pasa a ser Chi negativo, y produce los efectos contrarios: pérdida de oportunidades y negatividad para los habitantes de la casa. La misión del Feng Shui es procurar que el Chi circule libremente por la casa, sin obstáculos ni atascos.

Una de las grandes ventajas del Feng Shui es que podemos distribuir cualquier habitación para que nuestros pensamientos y emociones sean los idóneos para conseguir nuestros objetivos y triunfar en la vida.