El patrón de los viajeros: San Cristóbal

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San Cristóbal nació en la región de Canaán, entre el mar Mediterráneo y el río Jordan. Su gigantesca estatura llamaba la atención.

Decidió servir a Jesús, pero debido a su elevada estatura no podía ayunar, lo que le impedía llevar una vida asceta. Por ello decidió llevar sobre sus hombros a los peregrinos de una orilla a otra del río. Un día, un niño le pidió que le llevará. San Cristóbal pensó que sería un trabajo fácil, pero cuando lo puso sobre sus hombros comprobó que apenas podía con el peso del chiquillo. Intrigado, le preguntó quién era. A lo que él respondió que era Jesús y que llevaba consigo el peso de los pecados de todos los hombres. Allí mismo le bautizó con el nombre de Cristóbal, y comenzó a recorrer las tierras evangelizando a las personas que por el camino se encontraba.

Por aquel entonces, el emperador romano Decio ordenó saquear iglesias y rendir culto a los dioses paganos, a lo que Cristóbal se negó. Esta fue la razón por la que mandaron se le sometiera a distintos tormentos. Le dispararon flechas, aunque ninguna acertó su cuerpo; pero sí en el ojo del perfecto romano que presenciaba la escena. El mártir le indicó que cuando fuera decapitado, se untara el ojo con su sangre. Así lo hizo, y su ojo curó milagrosamente, convirtiéndose al cristianismo y abrazando la fe cristiana.

Peticiones: Protección frente a viajes y desplazamientos

Oración:

"Te ruego Señor, que concluya y termine mi camino con toda felicidad.
Concédeme un viaje sin contratiempos para admirar la hermosura de este mundo.
Te lo ruego Señor, por los méritos e intercesión de San Cristóbal. Amén."