En sus símbolos se han detectado influencias de los griegos, el hermetismo, los cátaros y antiguas influencias árabes e indias.
Lo cierto es que el Tarot podría atesorar los secretos del universo y la verdadera naturaleza de los seres humanos.
A finales de la Edad Media, la Iglesia, consideraba las cartas como un medio para unir a la gente en el pecado. Por ello, procedió a la quema de muchas barajas de tarot. A pesar de la oposición religiosa, las cartas continuaron su expansión como juego o para predecir el futuro.
A lo largo de los siglos, numerosos ocultistas han estudiado el tarot y han creado sus propias barajas: Rider, Thoth, Grand Etteilla. Sin embargo, son los símbolos del Tarot de Marsella, los que han sido hoy en día aceptados como estándar. Se basan en fuentes medievales estudiadas por el historiador francés Antoine Court de Gébelin en el siglo XVIII, y prácticamente son las mismas que los grabados en plancha originales.
La especulaciones sobre la historia y el significado del Tarot se siguen sucediendo hoy en día. Sean cuales sean sus origenes, nunca ha habido un sólo modo de interpretar las cartas. Poseen una simbología tan rica, que no existen dos personas capaces de llegar exactamente a las mismas conclusiones.
Es posible que el misterio del Tarot trascienda las palabras y que la sabiduría impresa en ellas sea lo que necesitamos para estimular nuestras propias percepciones.
Lo que no hay duda, es que las cartas del Tarot poseen un aura de Misterio y Poder que rebasa su propia naturaleza material para convertirse en un vehículo místico de nuestra sensibilidad e intuición.