"Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado que era una mariposa o si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu."
Esa sensación de vivir dos vidas, la de los sueños y la vigilia, casi podríamos decir que es inherente al ser humano. Es una sensación que se va diluyendo rápidamente una vez que despertamos, pero aún así, a veces... ha sido tan intenso, tan real...
Este tipo de vivencias es más común en la infancia y la adolescencia, cuando soñamos con imposibles, como volar, pero al despertar seguimos pensando que es real, que sabemos volar, que tenemos el secreto para hacerlo, y además es muy sencillo... Tal vez como defensa, con el paso del tiempo, el efecto se va atenuando.
De algún modo se superponen en nosotros dos vidas, la de los sueños que parece ingobernable, donde nuestra consciencia es nula y otra donde imperan reglas fijas, lo que llamamos "mundo real".
En cada momento, como experiencia, para nuestro yo, tan real es una experiencia onírica como una en vigilia. Ambas comparten intensidad, en ambas de un modo u otro aparecen sensaciones de nuestros sentidos. En un sueño tenemos la sensación de poder ver, oler, tocar, escuchar, sentir dolor, alegría y miles de cosas que somos incapaces de explicar...
Bajo estas premisas de doble vida, al fin y al cabo, al sueño le dedicamos muchas horas al día. Si dormimos de media unas 8 horas al día significa que al año habremos pasado durmiendo unos 121 días. Si fueras a vivir unos 80años, dormido estarás alrededor de 26 ó 27 años. ¿No sería interesante disfrutar de ese tiempo más allá del descanso que reporta? ¿Imaginas ser consciente a voluntad dentro de tus sueños y dirigirlos a voluntad?
Eso es lo que trata de hacer el onironauta (el viajante de sueños) se trata de "despertar" dentro del sueño y tomar consciencia, total o parcial . Este fenómeno es conocido como "Sueño Lúcido".
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